El proceso del duelo infantil

Explicar la muerte a un niño, es un momento sensible y profundo, aquí te compartimos algunas sugerencias para saber cómo afrontarlo.

Afrontar la pérdida de un ser querido puede volverse doblemente complicado, ya que además de enfrentar tu propio duelo, debes procurar también atención a los menores del círculo cercano, tratar de explicar a ellos lo que está ocurriendo, brindarles apoyo en cada etapa de su duelo.

Se recomienda en primera instancia que quienes transmitan al niño la noticia, sean los propios padres, o uno de ellos en el caso del fallecimiento del otro; la situación puede ser más delicada si ambos padres han fallecido, entonces quien deben hacerlo, acercarse a él, debe ser la persona más cercana a él, para reforzar su confianza.

Sin embargo, debemos considerar que si la persona indicada, se encuentra demasiado afectada, podría provocar una situación difícil, hasta violenta para el menor; será mejor entonces que quien se ocupe, sea una persona de confianza, capaz de mantener un diálogo sencillo, sereno, con amplia paciencia y fortaleza interior para respaldarlo en ese momento.

¿En qué momento hablarles de la muerte?
En cuanto al momento, lo más acertado es contarle la noticia cuanto antes, de preferencia en la tranquilidad y privacía del hogar. Hacerlo, además, de una manera franca, sin evitar palabras como ‘muerte’. El niño debe entender la noticia y no sentirse engañado, aunque tampoco es necesario contarle todos los detalles. De hecho, se puede ser ecuánime y esperar a que él vaya preguntando para ir resolviendo sus dudas.

Para ello y de acuerdo a su edad, podemos utilizar ejemplos que encontremos en la naturaleza u otros seres vivos para que entienda el proceso. Deben comprender que el cuerpo de la persona fallecida ha dejado de funcionar y por eso ha muerto, pero que siempre podrán recordarla y sentirla en sus corazones.

Ante algunas preguntas que pueden hacernos, como ¿por qué se ha muerto?, ¿por qué se muere la gente? no es necesario que mintamos. Nosotros probablemente tampoco tengamos las respuestas y podemos decírselo así. Los adultos no siempre tenemos todas las respuestas.

Cómo manejar su sentimiento de culpa:
Siempre es recomendable favorecer el diálogo, que el niño se sienta cómodo de preguntar lo que necesite. Para ello, elegir un espacio adecuado e íntimo, donde el niño pueda expresarse y reaccionar con naturalidad, será también esencial. Evitar reprimir si desea llorar, incluso no sorprendernos o enfadarnos si se muestra inexpresivo, no lo ignores, es que está procesando lo que le has dicho, dale tiempo de asimilarlo, para poder continuar apoyándolo.

En ocasiones, los niños tienden a pensar que la muerte es culpa suya, o que el fallecido se ha ido enfadado o disgustado con ellos, situaciones que debemos aclararles. Puede también que tengan miedo a que otra muerte suceda, o su propia muerte. Para evitarlo, podemos hablarles sobre su seguridad, explicarles cómo funciona la muerte o en qué consiste la protección.

Por último, dale la oportunidad de iniciar su propia resiliencia, que escriba una carta de despedida o le lleve una flor a la ceremonia funeraria, aunque no permanezca todo el tiempo en ella, si ya la hubo, acompañarlo al sepulcro, al nicho, si fuera el caso.

En último término, también considerar el aviso pertinente en su escuela, para que sus maestros puedan identificar y entender posibles reacciones que tenga el niño. En cualquier caso, la ayuda de profesionales puede aportar soluciones tanto a nosotros en la gestión de nuestro propio duelo, como a los más pequeños.

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